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Título: Tu silencio.
Fandom: Harry Potter
Pairing: Harry/Draco
Palabras: 4900~
Resumen: Cuando Draco descubre que Harry ha visto todo lo que hizo con Theo y Blaise, está dispuesto a cualquier cosa para que Harry se mantenga en silencio.
Advertencias: PWP, mudhoney, bastante pervertido... incluso para mí [si no sabes qué es mudhoney, y sabes inglés, lee esto]
Genero: Smut, porn, o como quieras decirle
Betas:sirem y
kaiserin_t muchas gracias a las dos!!
NdA: casi seis meses después de la publicación de la primera parte de esta trilogía, "Todo rumor tiene...", aquí está por fin el fic. Disfruten! También, antes de olvidarme, muchísimas gracias a lazy_greek por ayudarme con las posturas y todo eso ;) y a todas quienes me apoyaron.
—¿Qué haces aquí, Potter?
La pregunta resonó a lo largo de todo el dormitorio, acelerando a una velocidad increíble el corazón del moreno, un fuerte sonrojo invadiendo inevitablemente sus mejillas. La respiración de Draco se agitó al notarlo.
—Oh, Merlín bendito —gimió el rubio, tratando de sentarse en la cama. Una mueca cruzó su rostro al sentir el semen de sus compañeros salir de su entrada, obligándolo a permanecer recostado para evitarlo. Enfocando nuevamente su vista en el moreno, trató de ordenar sus prioridades—. ¿Cuánto fue lo que viste? —la turbación de Harry aumentó, un escalofrío recorriendo su espalda al recordar cada una de las escenas vistas y lo que provocaron en él.
—Lo vi todo —murmuró, una lejana parte de él, complacida con la cara de horror de Malfoy.
—Tu silencio... ¿cuánto vale tu silencio? —preguntó Draco, un tinte de desesperación en su voz. No quería ni imaginar qué pasaría si su padre se enteraba—. ¿Diez mil galeones? También puedo comprarte la última versión de la Thunderbolt 6000... ¿qué es lo que quieres?
Los ojos de Harry recorrieron lentamente lo que quedaba a la vista del cuerpo de Draco, bajo la delgada sábana que lo cubría. Sus brazos que temblaban ligeramente, su cuello marcado con varias mordidas y sus labios aún irritados de toda la actividad anterior.
Un débil jadeo escapó de los labios de Draco cuando notó la mirada del moreno sobre él.
—¿A-a mí? —Harry no contestó, pero no fue necesario. Draco reconoció de inmediato el brillo oscuro en los ojos verdes de Potter: deseo y lujuria, a pesar de estar escondidos bajo montones de miedo e inseguridad.
Sintiendo su cuerpo temblar de anticipación, movió ligeramente sus piernas, permitiendo que la sábana se deslizara insinuantemente por su abdomen, dejando a la vista sólo hasta sus marcados huesos de la pelvis, sabiendo que debía usar la situación a su favor.
—¿Sabes, Potter? —susurró, paladeando lentamente el apellido, provocando una corriente de electricidad a lo largo de toda la espalda de Harry, directo hasta su polla—. Si esto es lo que deseas —dijo, señalándose a sí mismo—, no tengo ningún problema en que lo... tomes —siseó, una sonrisa satisfecha adornando sus labios, mientras dejaba a sus dedos acariciar su torso, atrayendo la mirada del moreno—. Puedes hacerme lo que sea y no me quejaré. Estoy a tu completa disposición. Úsame.
La última palabra de Draco hizo que Harry avanzase hacia la cama, determinación en sus ojos y en sus pasos.
Las palabras del rubio eran como droga a sus oídos, intoxicándolo lentamente, llenándolo de deseo, haciéndole olvidar cualquier rastro de sentido común que le dijera lo mal que estaba sucumbir ante Malfoy, lo horrible que era dejar que la serpiente se adueñara de su mente.
Pero ¡Oh! Qué tentador era dejarse caer en ese cuerpo que tan deseosamente se ofrecía a cumplir sus caprichos, de abandonarse en el mar de gemidos que podría obtener de la garganta de Draco, de recorrer cada centímetro de piel sudorosa y ahogarse en el placer que, sabía, podría obtener de él.
Qué más daba que dejara fluir todas las perversiones que alguna vez cruzaron por su mente, después de todo, lo que pasara en esa habitación, ahí quedaría... él no pensaba decir nada, y dudaba que Malfoy quisiera que el mundo se enterara de cómo lo encontró con Zabini y Nott.
—Aprovecha, Potter. Puede que nunca más tengas la posibilidad. Aprovecha el precio de tu silencio —murmuró, al sentir a Harry subirse a la cama, montándose sobre él, dejándolo preso entre sus brazos y sus piernas, Draco completamente indefenso bajo él. Una mueca satisfecha adornó su rostro al ver al moreno completamente rendido a sus instintos.
Sus párpados temblaron cuando sintió los labios resecos de Harry acariciar ligeramente la marca que Blaise había dejado en su cuello.
—Un par de cosas: primero, lo que pase aquí, no saldrá de estas paredes —murmuró Harry, rozando su nariz contra la piel de Malfoy, aspirando el aroma del rubio. Sudor y sexo, pensó por un momento—. Ni tú ni yo queremos que el resto del mundo mágico se entere, ¿no?
Draco sólo pudo asentir, excitándose lentamente con las caricias que el moreno le daba en el cuello.
—Y segundo, nos llamaremos por los nombres... ¿entendido, Draco? —ordenó junto a la oreja del rubio, disfrutando del estremecimiento que logró.
—Sí —jadeó, sintiendo los labios de Harry tomar su lóbulo, dejando que sus dientes lo rozaran levemente.
—Sí ¿qué? —murmuró, mordiendo la tierna piel bajo sus dientes, dejando una marca tras la oreja del rubio.
—Sí, Harry —gimió Draco, dándole más espacio, para que hiciera lo que se le antojara con su cuello—. Merlín, más... —gimoteó cuando los dientes de Harry se clavaron duramente sobre la marca hecha por Blaise, como si buscara borrarla de su piel.
—Voy a recorrer cada centímetro de tu cuerpo, hasta que sólo seas capaz de recordar lo que yo te hice —gruñó profundamente Harry, lamiendo la oreja de Draco, acomodándose ligeramente entre las piernas del rubio, sintiendo el gemido de Draco resonar contra su cuerpo.
Arrodillándose frente a Draco, lentamente Harry se fue desnudando, manteniendo al rubio expectante. Draco sabía que el moreno tenía un buen cuerpo, no era ciego cómo para no haberlo notado en los vestuarios de Quidditch, pero el tener la posibilidad de verlo de tan cerca, de saber que iba a disfrutar estar con Harry jodido Potter, era algo más allá de lo esperado.
Cuando Harry finalmente dejó caer el delgado pantalón de franela al suelo, Draco no pudo evitar que un gemido escapara de su garganta, al ver el cuerpo suavemente marcado del moreno, y la semi erección que comenzaba a despertar, mucho más gruesa de lo que estaba acostumbrado con sus compañeros ocasionales. Sabía que por mucho que hubiera tenido sexo hace sólo unos minutos, Potter iba a ser perfectamente capaz de hacerlo venirse cuantas veces quisiera, con todo lo que prometía esa polla que comenzaba a crecer bajo su mirada descarada.
—Te parezco bien, ¿Draco? —siseó Harry sonriendo torcidamente. Un temblor de deseo recorrió el cuerpo del rubio, al ver esa mirada tan... Slytherin en el rostro del Salvador del Mundo Mágico. Quizá Potter era mucho más de lo que simplemente dejaba ver.
—Supongo —dijo altaneramente, elevando una ceja, complacido al notar el desafío en los ojos del moreno.
—Entonces deberé demostrarte lo bien que estoy —murmuró Harry, inclinándose nuevamente sobre Draco, tomando el borde de la sábana que aún protegía al rubio de una total desnudez. Retirándola con lentitud, torturó al Slytherin, dejando que sus dedos rozaran su pelvis, y la erección que se comenzaba a formar entre sus piernas y los pálidos muslos, mientras dejaba que su mirada recorriera cada centímetro de piel que quedaba al descubierto.
—Harry... —suspiró Draco, cerrando un momento los ojos, permitiéndose disfrutar de la sensación extraña pero cómoda del nombre del moreno en sus labios, así como de esa mirada que lo acariciaba.
Lentamente Harry volvió a colocarse sobre él, sin dejar que sus cuerpos se tocaran, sólo compartiendo el calor entre ambos, aumentando el deseo rápidamente.
Un ruidoso gemido dejó su garganta al sentir nuevamente los dientes de Harry clavarse en su cuello, dejando que su lengua lamiera la piel, alternando con suaves mordidas y ligeros besos, subiendo lentamente por su mandíbula.
Y cuando sintió los labios del moreno sobre los suyos, sólo pudo suspirar, respondiendo ansiosamente el beso, necesitando más de ese cuerpo que lo tocaba tan bien, de esos labios que le robaban lentamente la cordura y esas manos que se enredaban en su pelo, jalándolo con fuerza, exponiendo aún más su boca.
—Delicioso —susurró Harry al separarse, una sonrisa satisfecha en sus labios al ver el estado necesitado del rubio.
Bajando, tomó entre sus dientes un pequeño pezón, gimiendo sobre él, logrando un quejido en Draco, al sentir las vibraciones sobre la piel sensible. Succionando ligeramente, dejó que su lengua se enroscara alrededor, haciendo gimotear sonoramente al rubio.
—Harry —murmuró Draco, enredando sus dedos en el oscuro pelo del moreno, abrumado por las sensaciones que lograba en él.
Con una pequeña mordida, Potter cambió de pezón, orgulloso de ver el estado en que dejó el otro, húmedo y sonrojado, completamente erecto bajo su mirada.
Enterrando ligeramente sus dedos en las costillas del rubio, disfrutaba la sensación de la respiración agitada de Draco, mientras se deslizaba hasta su ombligo, lamiendo lentamente la piel, saboreando cada centímetro, atrapando entre sus labios alguna gota perdida de la anterior corrida del rubio.
Alguna vez, cuando se masturbaba, probó su propio semen por curiosidad, sin sentir nada especial... pero el efecto que tenía lo que estaba haciendo ahora, era completamente distinto. Un extraño placer lo recorría al saber que estaba tomando la propia esencia de Draco Malfoy en sus labios.
Enterrando su lengua en el ombligo, notó la manera en que el rubio temblaba y el pequeño golpe de su erección contra su mentón, mojándolo levemente con pre semen.
—Vaya, vaya. Estamos algo ansiosos, parece —molestó Harry, retirándose imperceptiblemente, dejando que su cálida respiración azotara suavemente la erección de Draco—. Quizás estoy bastante bien, ¿no? —siseó, rozando con sus dedos levemente su ingle, evitando tocar su miembro.
—Para que de algo que te sirva el quidditch —jadeó Draco altanero, viendo al moreno entre sus piernas con esa sonrisa tan poco común, casi como si tuviera muchos planes malévolos que poner en práctica. De sólo imaginarse lo que podría hacerle, sentía su corazón acelerarse en anticipación.
—No deberías hablarle así a quien está entre tus piernas, cerca de algo tan preciado para cualquier hombre —dijo sonriendo retorcidamente, clavando su mirada en los asombrados ojos grises, más abiertos de lo normal. Rápidamente sujetó la erección de Draco, apretando sólo con el índice y el pulgar la cabeza, haciendo un anillo con los dedos, logrando un sollozo ahogado del rubio. Aumentando la fuerza del agarre, pudo notar la forma en que Draco se arqueaba sutilmente bajo su toque, empuñando las sábanas desesperadamente.
—Harry —gimoteó Draco, cerrando fuertemente los ojos, sintiendo que el agarre se incrementaba, bordeando tenuemente la línea del dolor.
Inclinándose, Harry dejó resbalar su lengua por el torturado glande, presionando con fuerza sobre la hendidura, liberando un suspiro cuando el gusto de las gotas de presemen invadió su boca, haciendo temblar a Draco con cada sensación, logrando un chillido al dejar que sus dientes rozaran ligeramente la sensible piel.
Tomando entre sus labios la corona, sorbió lentamente, dejando que su lengua lamiera la punta sensible. Podía sentir el peso ligero y el gusto algo amargo de la erección en su boca, disfrutando cada quejido necesitado que Draco dejaba escapar mientras sujetaba con una mano los testículos del rubio, apretándolos levemente, haciéndolos rodar en su palma, dejando que sus dedos rozaran por momentos la húmeda entrada. Sentía estremecerse al Slytherin cada vez que sus dedos se aventuraban más abajo, haciendo que una idea se formara en su mente.
—Deseo... —murmuró, separándose. La voz se le cortó un momento, abrumado con la vista del rubio bajo él y de las palabras que estaban por dejar sus labios.
—¿Sí? —gimió Draco, mirándolo con ojos empañados de placer, drogado con la breve mamada que Harry le había hecho.
—Voltéate —ordenó Harry, golpeándole un muslo. El mismo que Zabini había golpeado antes—. Te quiero de rodillas, enseñándome tu pequeño trasero deseoso —escalofríos recorrieron la espalda de Draco al oír el tono vicioso en la voz del moreno.
Obedeciendo, se giró, apoyándose en sus antebrazos, dejando su rostro sobre la almohada, tratando de ocultar la incomodidad y la excitación que le daba estar en esa posición, el sentir las pequeñas gotas de semen deslizándose a lo largo de sus muslos, juntándose tras sus rodillas. La mirada penetrante de Harry, que lo invadía por completo. Casi podría sentirla acariciar su piel.
Cuando los labios del moreno se posaron suavemente sobre su hombro, no pudo evitar el gemido de sorpresa que escapó de su garganta. Serpenteando lentamente, lo sintió tocar su espalda, subiendo hasta su nuca, besando un momento la marca que la mordida de Nott había dejado.
—Potter —chilló, al notar la manera en que los dientes del moreno acariciaban el moretón, enterrándolos duramente al oír su apellido.
—Dije que me debías llamar por el nombre —gruñó Harry, alternando mordidas con palabras—. ¿Entendido?
—Sí —jadeó Draco, azorado al notar el interés de su erección por las órdenes del moreno.
—Sí, ¿qué? —espetó, clavando una de sus manos en el pelo del rubio, enredando los mechones, jalándolo hasta mirar el rostro sonrojado de Draco, mientras su otra mano sujetaba las caderas, manteniéndolo en su lugar, dejando todo el pálido cuello a su disposición.
—Sí, Harry. Sí, Harry,sí —farfulló Draco, suspirando al notar la mordedura justo sobre su pulso.
Cuando la mano dura sobre su pelo lo soltó, dejó la cabeza caer hasta los cojines, sinceramente rendido a lo que el moreno quisiera hacerle... disfrutando del placer de ceder el poder a otra persona.
Continúa~~