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Título: Enter the sandman (Crimson blood ~8/11)
Fandom: Harry Potter
Pairing: Harry/Draco
Rating: NC-17
Género: smut
Advertencias: ligero Blood-play (es un fic de vampiros después de todo xD), creature!fic, vampire!Harry, sexo explícito, rimming, mucha posesividad.
Palabras: 1950~
Beta: Kaiserin-t
NdA: Regalo atrasadísimo para La Charly (aka, Selene-nekoi), quien es fan del fic y a quien le había prometido que este capítulo sería de ella. Besotes y aquí tienes otro regalito :)
Capítulo Anterior: Seek and Destroy
Había huido.
Draco simplemente había desaparecido frente a sus ojos, como una criatura pequeña, asustada con la presencia repentina de un extraño.
Tomando el libro que el rubio había estado leyendo, se dio cuenta que era el mismo con el que descubrió la causa de su dolor sordo, durante esos primeros días de su transformación. El mismo con el que supo porqué soñaba tanto con Malfoy y porqué la idea de enterrar sus nuevos colmillos en él era capaz de hacerlo correrse con una fuerza que ninguno de sus amantes anteriores había logrado.
Suspirando cansado, se sentó en uno de los sillones de la biblioteca, esperando pacientemente hasta que las defensas de Draco terminaran de ceder. Cuando la noche cayera... Draco sabría lo que realmente significaba ser la pareja de un vampiro.
~.~
Su instinto natural fue desaparecer hasta su habitación y levantar las barreras de protección más altas que pudo, tratando de mantener al vampiro alejado. Esconderse y protegerse de lo que Potter era capaz de despertar en él.
Pero no lograba nada, ¿cierto? Después de todo, él era la “pareja destinada” del vampiro en su biblioteca. En algún momento su voluntad se quebraría y se rendiría a lo inevitable.
Podía sentir la adrenalina correr por sus venas, el miedo y la ansiedad acelerando su corazón. Y la excitación.
La primera noche que se había encontrado con Potter aún estaba fresca en su memoria... Había sido luego de semanas soñando con él. Que esos ojos verdes lo hipnotizaban y esas manos hábiles lograban hacerse camino a través de su ropa, de sus defensas.
Y así fue.
Potter lo había acorralado contra una sucia muralla, hasta tenerlo rendido a sus deseos, aceptando lo que nunca había confesado... que deseaba a Potter. Fue la primera vez que el vampiro quebró sus protecciones, dejándolo completamente vulnerable.
Y de ese modo había ocurrido cada vez que él se acercaba... lo llevaba hasta el límite, empujándolo más allá de lo posible, llenándolo de deseo con unos simples toques. Volvía su sangre, fuego y su interior, lava.
Merlín, lo necesitaba.
Necesitaba a Potter, a sus colmillos... que sacara cada gota de la sangre que quemaba en sus venas.
Mirando por un momento el ventanal frente a su cama, pudo notar el esplendor de la luna brillando sobre los bosques de la mansión, iluminando el verde oscuro de los árboles. Verde como los ojos del monstruo que controlaba su voluntad.
Recostándose sobre su cama, podía sentir su corazón martillar acelerado contra su pecho, esperando lo
inevitable.
~.~
—Draco.
El vampiro apareció de la nada en su balcón, casi como en una pesadilla, sus pasos resonando con fuerza en su dormitorio.
—Potter —gimió Draco, retrocediendo sobre la cama, hasta chocar contra el respaldo. Sentía su respiración acelerarse con cada metro que el vampiro se acercaba a su lado, el deseo controlando cada parte de su cuerpo.
—Harry, llámame Harry —susurró el moreno, inclinándose sobre los pies de la cama hasta apoyar sus manos sobre la fina cubrecama. Podía sentir el aire vibrar entre los dos, la tensión creciendo a la par de la ansiedad.
Ver al rubio tendido sobre la cama, los ojos nublados de miedo y placer y ese sonido sordo de la sangre que recorría furiosa bajo la piel pálida, era éxtasis para la criatura en su interior. El deseo de lamer cada centímetro de ese cuerpo y de ir rasgando cuidadosamente con sus colmillos, para obtener gota a gota el precioso líquido carmesí, estaban oscureciendo su juicio, dejando sólo el apetito por su presa en su interior.
—Harry... —el susurro de Draco, fue lo que terminó de hechizar al moreno. Apareciéndose sobre él, inhaló largamente, disfrutando el aroma de la piel del rubio y el golpeteo rítmico de la sangre bajo ella.
—He deseado esto por tanto tiempo —murmuró Harry, deslizando sus labios sobre el cuello de Draco, gimiendo al sentir el calor del rubio—. Tenerte por fin así... dispuesto a entregarte a mí —dijo, rozando con sus colmillos sobre el pulso de Draco. Una sonrisa llenó su rostro al sentir los temblores en el cuerpo del rubio.
—Sí, sí —el deseo era insoportable, sus sentidos hipersensibles a cualquier toque de Potter, su cordura ensombreciéndose a cada minuto.
—Voy a llevarte más allá de lo que puedas imaginar —gruñó Harry, mientras hacía desaparecer la ropa de Draco—. Vas a desear que esto hubiese ocurrido antes... vas a desear que nunca termine...
—¡Merlín! —jadeó Draco, cuando las manos frías de Harry sujetaron sus muslos, jalándolo con fuerza hasta dejarlo en el centro de la gran cama, completamente a merced del vampiro.
—Shhh —silenció Harry, antes de chocar sus labios, dominando el beso rápidamente, avidez en sus movimientos.
La piel de Draco ardía bajo sus manos, el calor de su sangre llamándolo a beberla y cada pequeño suspiro descontrolándolo un poco más.
—Por favor —gimoteó el rubio, separándose, jalando la camisa que llevaba Harry, hasta retirarla, dejando el torso del moreno a su disposición.
Suspirando, Draco enredó sus dedos en el pelo negro, mientras sentía los labios del otro deslizarse por sobre su pecho, mordiendo con sus dientes sus pezones, hasta dejarlos firmes bajo su boca.
Quería poder sentirlo en su interior, apreciar su poder dominándolo... correrse luego de días de tensión, esperando a que el vampiro llegara a tomar lo que le pertenecía. Porque aunque odiaba admitirlo, lo había aceptado... Potter... Harry era quien lo poseía.
Sintiendo las últimas defensas del rubio desaparecer, dejó que sus manos rozaran las rodillas de Draco, separando sus piernas hasta dejar expuesta la apretada entrada, inclinándose sobre él.
—Merlín —murmuró Draco, al sentir la cálida lengua del vampiro recorrer el interior de su muslo, soltando un grito cuando los colmillos rasgaron la piel dejando que un latigazo de placer recorriera su cuerpo mientras la sangre brotaba de la herida.
—Delicioso, delicioso —gruñó Harry, sonriendo satisfecho al sentir los temblores que recorrían el cuerpo del rubio y la forma en que su erección daba un pequeño salto al oír sus palabras. Lamiendo la sangre, cerró la herida, antes de que ésta nublara aún más su pensamiento.
Podía ver claramente la forma en que la entrada de Draco palpitaba frente a sus ojos, el aroma al líquido carmesí y un olor puramente Draco envenenándolo lentamente, incitándolo a tomarlo... a saborearlo.
—Joder —jadeó Draco, al sentir la intrusión de la lengua de Harry en su entrada mientras sus labios posesivos se apretaban contra el estrecho borde, sorbiendo como si buscara sacar sangre de él. El roce de los filosos dientes del vampiro lo hizo arquearse contra la cama, gimiendo al notar el pequeño corte sobre su piel y la forma ávida en que Harry tomaba cada gota de líquido—. Mierda... Harry... —sollozó, enterrando sus dedos entre las sábanas de la cama, temblando con cada roce. Se iba a correr de un momento a otro, sin poder evitarlo.
Silenciándolo, Harry lamió hasta cerrar la herida, disfrutando cada gota mezclada con la esencia del rubio. Ese gusto oscuro, poderoso, que la sangre de Draco tenía, aumentado con el placer que lo recorría... lo necesitaba ahora.
Inclinándose, se colocó en el espacio entre los muslos de Draco dejando que su pelvis rozara contra la de él logrando un gemido agudo, y enterrando su mano junto a la cabeza del rubio, lo acechó con una sonrisa.
—Eres mío —susurró, recordándoles a ambos esa primera noche que se encontraron en el callejón hace tantos días ya.
—Lo sé —respondió Draco entrecerrando los ojos, dispuesto a no perder la lucha de voluntades—. Pero tú también me perteneces, me necesitas —jadeó, sintiendo los labios del moreno acariciar su cuello ligeramente, mientras su mano libre se deslizaba contra su entrada.
—Así debe ser —murmuró Harry contra su oído, lamiendo un camino hasta la unión de su cuello con su hombro, dejando que dos dedos penetraran lentamente al rubio logrando un gemido ahogado—. ¿No? —preguntó, presionando hasta encontrar su próstata, masajeándola suavemente.
—Sí —sollozó Draco, sintiendo sus ojos rodar de placer, empujándose contra la mano del moreno.
En ese instante, la boca de Harry se apretó sobre su pulso, enterrando sus dientes, mordiendo hasta romper, dejando que la sangre saliera abundante, bebiendo ávidamente el líquido.
—¡Dioses! —jadeó, corriéndose al fin, luego de días sin hacerlo, sintiendo el aire escaparse de sus pulmones y su vista oscurecerse en los bordes, los labios del vampiro demasiado para su cuerpo. Arqueándose, el peso y los labios de Harry lo mantuvieron contra la cama, mientras esos hábiles dedos seguían estimulando su próstata, como si buscaran montar cada onda de placer; su lengua tomando cada gota de sangre, lamiendo hambrientamente hasta cerrar la herida—. Por favor —suplicó temblando, sintiéndose drenado y deshecho entre las manos del vampiro, incapaz de moverse aunque lo quisiera.
—Merlín —gimió Harry, enterrando el rostro en el cuello expuesto de Draco, rozando con su nariz la piel marcada, disfrutando los escalofríos en el cuerpo del rubio—. Tu sangre... tu sangre es adictiva, es intoxicante, es... —falto de palabras sólo pudo atinar a besar la cicatriz, lamiendo hasta asegurarse de que ninguna gota quedase perdida—. Te necesito... te necesito —murmuró, mordiendo ligeramente su lóbulo, un tono de desesperación en su voz.
—Sí, Harry... sí —suspiró, notando la erección del moreno contra su pelvis, quemando su piel.
Retirando sus dedos, se puso en posición antes de empujarse en el rubio firmemente. Un quejido dejó los labios de Draco mientras cruzaba los talones tras su espalda, un latigazo de placer recorriéndolo al sentir el interior del rubio apretando su polla, rodeándolo completamente. Ese dolor sordo en su pecho desapareciendo bajo la mirada de su pareja, sus ojos desenfocados y empañados de éxtasis, el gris siendo tragado por el negro de su pupila.
—Por fin —gimió Harry, retirándose lentamente, sintiendo las finas hebras de la magia de la criatura en su interior enredarse en el rubio, marcándolo como propio, a un nivel más profundo que la cicatriz en su cuello.
Acelerando el ritmo, sonrió satisfecho al notar la renovada erección y los sonoros gimoteos de Draco cada vez que frotaba su próstata. Podía sentir el orgasmo acumulándose en su interior, arremolinándose en sus testículos. Tomando en su mano la polla del rubio, la empezó a bombear, buscando que terminara antes que él. Necesitaba saborear su sangre nuevamente cuando estuviera a punto de correrse, que fueran sus colmillos los que lograran eso. Inclinándose, comenzó a lamer la piel sana de su cuello, un sonido gutural dejando su garganta al notar la marcha veloz de su corazón.
—Harry, Dios... por favor —rogó Draco, al darse cuenta de las intenciones del vampiro.
Enterrando sus dientes, succionó, gimiendo abrumado por las sensaciones: el interior de Draco apretándose alrededor de su erección, el sabor de su sangre inundándolo de placer, haciendo brillar estrellas tras sus párpados con el gusto pesado de sexo en ella. Con un largo sollozo, notó el cambio en la sensación de la sangre sobre su lengua cuando el orgasmo arrasó a Draco. Sin poderlo evitar, se corrió, apreciando los espasmos del rubio y los chorros de semen sobre su vientre, embistiendo un par de veces hasta dejarse caer sobre Draco, disfrutando de la presencia cálida del mago junto a él.
—Oh, Merlín —suspiró Draco unos minutos después, desparramado en la cama con Harry aún sobre él y en su interior. Podía sentir los labios del vampiro acariciar las heridas en su cuello, disfrutando cada gota que se deslizaba sobre su piel, besando hasta cerrarlas y sus manos recorriendo cada parte de su pecho, jugando con sus pezones.
—Eres mío —susurró Harry, dejando que sus dientes rozaran la piel delicada.
—Me perteneces —respondió Draco, cerrando los ojos lentamente.
~.~
Nuevo capítulo... Si les gustó, díganmelo...
Besotes!!
R. Sin~
Continúa en: Cristal Ship