siniestramalfoy: (cross dressing)
[personal profile] siniestramalfoy

 

 *Por fin puedo usar el icono de cross-dressing en un fic que lo tiene*

Título: Come on Eileen
Fandom: Harry Potter
Pairing: H/D
Rating: NC-17
Advertencias: Slash, sexo explícito, travestismo, modificación corporal, ligero D/s, un poco de celos… y eso, creo *duda*.
Genreo: Porno/romance y tintes de humor.
Palabras: 8350~ (mi one shot más largo hasta la fecha *proud*)

Resumen: Harry hace una apuesta con Draco y grandes cosas resultan de esto. Un poco de perversión en sus vidas está bien.

NdA: Inspirada en la canción “Come on Eileen” (de ahí lo del vestido rojo) del grupo “The Clash”, y para ser un regalo de Navidad/Día de Reyes… claro que nadie pidió algo como esto, así que es un regalo para quien lo quiera, miren que es muy retorcido y seré feliz con que le guste a alguien para quererlo.

 

 

 

 

—Vamos, Draco. ¿No te atreves a jugar con una simple apuesta? —siseó Harry, dándole al rubio la mirada más... más Slytherin que éste le había visto hacer alguna vez. Eran los únicos que continuaban en tierra, apostando algo antes del partido.

 

—¿Atreverse? Tu apuesta es ridícula, Potter —respondió, haciendo una mueca indescriptible entre incredulidad y algo similar al asco, o eso pensaba Harry.

 

—¿No tienes la suficiente confianza para creer que vas a ganarme con la snitch? —preguntó, retador, sabiendo que con eso ya había forzado al rubio a aceptar.

 

—Acepto —siseó, estrechando la mano extendida del moreno.

 

—Genial —aseguró Harry, retirándose un paso antes de subir en su escoba, haciéndole un gesto al resto de su equipo—. Ya deseo verte en ese vestido —dijo, antes de despegar.

 

—Estúpido... —murmuró Draco, sujetando su escoba y elevándose hasta su grupo—. Más le vale, a todos ustedes, que noqueen a Potter pronto —ordenó, volteándose y aguzando la vista en busca de la snitch.

 

Al otro lado del campo pudo ver a Harry guiñándole un ojo, antes de subir algunos metros más.

 

—Comiencen —gritó el árbitro, liberando las pelotas, las snitch mostrándose unos segundos antes de desaparecer en un instante.

 

Rápidamente cada jugador se perdió en su propia posición, aunque constantemente Draco gritaba a sus bateadores para que noquearan a Potter, su voz tomando tonos algo desesperados al ver que el tiempo transcurría y Harry seguía en el juego.

 

—Hey, Draco —gritó Smith, que jugaba de Guardián—. La snitch.

 

En el mismo momento, Potter se lanzó en picada contra la pequeña pelotita, adelantándole varios metros a Draco.

 

—Mierda, mierda —gruñó Draco, acelerando todo lo posible hasta llegar a la misma altura que Harry. Estaban a sólo tres metros de la snitch y seguían bajando contra el suelo, disminuyendo la altura velozmente.

 

—Hey Draco —gritó Harry, a través del viento que resonaba en sus oídos—, te vas a ver preciosa en el vestido rojo que tengo pensado.

 

Sin darse cuenta, perdió ligeramente el equilibrio gracias a la impresión, dándole los segundos precisos al moreno para que atrapara la snitch.

 

—¡Sí! —bramó Harry, dedicándole una mirada depredadora al rubio, antes de dirigirse hacia su equipo a celebrar.

 

—Tramposo —siseó Draco furioso, conteniéndose las ganas de mandarle un hechizo por la espalda.

 

—No te preocupes, Draco, después de todo, puedes buscar la revancha en el próximo partido de la Academia —lo consoló Smith mientras bajaban rumbo a las duchas.

 

—Claro que voy a buscar la revancha —refunfuñó, llevándose la escoba al hombro—. Potter no se dará cuenta de qué lo golpeó —dijo, una sonrisa torcida asomando a sus labios.

 

~.~

 

Era el último en las duchas... siempre que perdía, disfrutaba quedándose para el final y dejando que el agua se llevara el enojo. Lo asumía, era un pésimo perdedor. Sobre todo cuando era contra un Potter al que se le ocurría hacer trampas para ganarle.

 

Gruñendo, se estiró hasta alcanzar la botella de acondicionador y masajearse cuidadosamente el pelo; El aire frío de diciembre causaba estragos en él y su amante adoraba deslizar sus dedos entre los mechones rubios, disfrutando de la suavidad que tenía.

 

—¿Aún acá, Draco? —preguntaron al inicio de las duchas.

 

Volteándose pudo ver la figura del moreno tramposo, observándolo como si fuera alguna presa a punto de ser atrapada; el brillo hambriento en los ojos verdes quitándole la respiración por unos segundos.

 

—¿Te importa? —gruñó, dándole nuevamente la espalda, dejando que el agua retirara el exceso de acondicionador, intentando ignorar el tirón en su polla al oír el sonido de la ropa de Potter cayendo hasta el piso y el ruido al abrir la llave que estaba junto a su ducha. Sabía que Potter tenía un excelente cuerpo, pero eso no implicaba que tuviera que girarse y observarlo. Tenía que dejar el título de acosador al ex Gryffindor, él no acosaba a las personas, sólo las seducía... a diferencia de Potter que no reconocería lo que significa ser disimulado aunque ello lo golpeara en la cara.

 

—Sigo pensando en que te verás hermosa en el vestido que vi —silbó Harry, sonriéndole viciosamente, acercándose un paso más hacia el rubio.

 

—Detente, Potter —ordenó Draco, arrepintiéndose por elegir siempre la ducha del rincón. Si retrocedía un poco más, quedaría completamente atrapado bajo el cuerpo del moreno.

 

—¿Y qué harás si no me detengo? ¿Gritarás como la damisela en peligro que serás dentro de unos días? ¿O me vas a rasguñar hasta que se te quiebre una uña? —murmuró, avanzando hasta tener al rubio contra la pared de cerámica.

 

—Te voy a hechizar tan fuerte, que necesitarás que Granger venga a rescatarte —respondió, su voz una octava más baja que lo normal. Demonios.

 

—¿Y cómo lo harás si no tienes tu varita aquí? —preguntó, sonriéndole nuevamente, apoyando cada mano a un lado de su cabeza, rodeándolo por completo.

 

En esos momentos Draco odiaba tener la contextura física de Narcisa y no haber sido más alto y corpulento como Lucius y así poder detener a Potter.

 

—Eso no implica —siseó, lanzándose contra su pecho en un intento de huir, antes de ser empujado otra vez contra las cerámicas frías y asfixiado con el tórax del moreno.

 

—Que pobre intento de escape —susurró Harry, deslizando uno de sus brazos alrededor de la cintura de Draco, estrechándolo contra su cuerpo. Un débil gemido dejó los labios del rubio al notar la erección que se rozaba contra la suya—. Diría que no tienes ganas de huir de mí.

 

—Suéltame, Potter —gimió Draco al sentir uno de los firmes muslos del moreno enterrarse entre sus piernas y frotar su erección—. Merlín —jadeó, dejando caer su cabeza, golpeándose contra la pared, dejando todo su cuello expuesto a los labios ansiosos de Harry.

 

Silenciándolo, enterró sus dientes contra la pálida piel, succionando hasta dejar una marca.

 

—No, idiota, ¿qué haces? —rezongó Draco, enredando sus dedos en el pelo negro y jalándolo hasta separarlo de su cuello—. Tenemos entrenamiento más tarde... Robards va a notar de inmediato cualquier hechizo.

 

—¿Y qué importa? —murmuró Harry, deslizando sus labios por la mandíbula del rubio hasta llegar a su oreja—. Sólo él lo va saber... y no tendrá a quién decírselo —remarcó, mordiendo ligeramente el lóbulo, consiguiendo un quejido del rubio.

 

—Salvo que se le ocurra... —callándolo, Harry lo besó, atrapando entre sus dientes el labio inferior, frotándolo con su lengua, antes de repetir el movimiento con el superior, besándolo con ganas, hasta sentir los dedos de sus pies retorcerse de placer.

 

—¿Decías? —preguntó Harry, separándose un momento, ocultando la sonrisa satisfecha al ver el rostro sonrojado del rubio.

 

—¿Ahh? —preguntó Draco, entreabriendo los ojos, deseo puro reflejándose en ellos.

 

—Nada —susurró Harry, besándolo nuevamente, invadiéndolo con su lengua, dominando el beso rápidamente.

 

Apretándolo contra su pecho y sujetando una de sus caderas, lo obligó a subir un muslo, haciendo que ambas erecciones quedaran totalmente en contacto, logrando un gemido profundo en el rubio. Dando un saltito, Draco lo rodeó por la cintura con ambas piernas, estrechándolas alrededor de ella y sus brazos alrededor de su cuello. Sujetándolo con fuerza, Harry lo empujó contra la pared, embistiendo con sus caderas, frotando sus pollas desesperadamente.

 

—Si me vas a obligar a una follada rápida en los camarines, entonces hazlo valer —gruñó Draco, enterrando su rostro en el cuello del moreno, mordiendo con fuerza hasta oír el quejido de Harry, lamiendo con cuidado la huella de sus dientes.

 

—Tú lo pediste —advirtió Harry, su voz llena de oscuras promesas.

 

Estirando una mano, agarró la botella abandonada de acondicionador, echándose rápidamente un poco en la palma, antes de dirigir dos dedos hasta la entrada del rubio.

 

—Joder —gimió Draco, empujándose contra ellos, buscando más presión, más duro, más dentro, más—. Apúrate, Potter —ordenó, arqueándose cuando los dedos rozaron su próstata—. Mierda —sollozó, haciendo sonreír a Harry. 

 

Torturándolo un poco, embistió sus caderas contra el rubio mientras sus dedos frotaban ese punto que lo estaba volviendo loco. Extasiado, observaba cómo Draco se empujaba contra él, desesperado dentro de su propio placer.

 

Con un gruñido gutural retiró los dedos, antes de aplicarse algo del improvisado lubricante sobre su erección y empujar contra la entrada del rubio, oyendo el grito desgarrado que Draco dejó escapar, resonando contra las paredes del camarín.

 

—Vamos Potter —susurró Draco, enterrando sus talones en la espalda baja del moreno, empujándose contra él, haciendo que lo penetrara de golpe, notando el golpe del hueso de su pelvis contra las nalgas húmedas del rubio, un exquisito ruido de piel con piel reverberando en las duchas.

 

—Merlín... —jadeó Harry, acelerando sus estocadas, sabiendo que era demasiada la presión para durar mucho tiempo. Cada embestida iba seguida de una retahíla de gemidos inconexos del rubio, asustando al moreno con que alguien los pudiera descubrir.

 

—Harry, Harry —sollozó Draco, inclinándose hasta hacer chocar su boca contra la del moreno, intentando acallar los ruidos, besándolo con fuerza, casi desesperado. En ese ángulo Harry golpeaba su próstata con cada empuje, haciendo que rápidamente sintiera el orgasmo juntarse en su vientre, apretando sus pelotas.

 

—Draco —gimió Harry, al notar la tensión en el cuerpo del rubio, liberando una mano hasta sujetar la erección de Draco, bombeándolo hasta sentirlo correrse sobre él, un sollozo agobiado dejando su garganta, todo el interior del rubio oprimiéndolo hasta hacerlo derramarse en él.

 

—Oh, joder —gimió Draco, estrechando a Harry entre sus brazos, demasiado extasiado como para pensar coherentemente.

 

Separándose lentamente, Harry dejó que Draco bajara sus piernas, apoyándolo contra la pared, antes de retirarse a su propia ducha, dedicándole miradas turbias cada cierto tiempo, como si pensara en saltar nuevamente sobre él.

 

Haciendo caso omiso del leve temblor en sus rodillas, Draco terminó de enjuagarse y vestirse aceleradamente, antes de desaparecer de los camarines sin hablar ni mirar a Potter.

 

~.~

 

—Y Harry... ¿a quién invitarás a la fiesta de Navidad de la Academia de Aurores? —preguntó Hermione durante el almuerzo que compartían todos los martes. Habían comenzado la tradición una vez que salieron de Hogwarts luego de repetir el séptimo año, y ya llevaban dos años cumpliéndolo sagradamente. De igual manera, tenía una reunión similar con Ron los días sábado o viernes, para ver los partidos de quidditch.

 

Mordisqueando el pan junto a su plato, suspiró mentalmente al saber el rumbo que tomaría la conversación. La muchacha había insistido en su relación con Ginny y aún lo hacía, a pesar de que habían roto hace casi un año y por mutuo acuerdo.

 

—Ya tengo lista a mi pareja —murmuró Harry, sin levantar la vista.

 

—¿Invitaste a Ginny?

 

—No, Hermione... ya te dije que estoy saliendo con alguien desde hace meses... y voy a ir con esa persona al baile.

 

—Pero...

 

—Shh —la interrumpió Harry, metiéndole una miga de pan entre los labios—. Deja que no se pierda la magia del asunto, ¿entendido? —preguntó, sonriendo ante la expresión asombrada de la mujer.

 

—Está bien —aceptó derrotada.

 

—Gracias —moduló mientras el mesero llegaba a pedirles la orden.

 

~.~

 

—Hey, compañero, ¿y, ya tienes a alguien para el baile? Sabes que no puedes faltar porque Dawlish nos obligará a asistir y es pasado mañana—dijo Ron mientras entraban a la pequeña mazmorra donde debían atender la clase de Venenos y Estupefacientes.

 

—Sí, ya le dije a Hermione que sí tenía con quien ir —siseó Harry, comenzando a hartarse de la insistencia de sus amigos.

 

—Está bien, no te enojes... ya sabes que es curiosidad, no has querido presentárnosla. Siempre está ocupada para venir a las reuniones que organizamos o anda de viaje visitando a sus padres. Es extraño tanto secretismo.

 

—Nunca me creerían quién es —murmuró Harry, observando cómo en ese momento entraba Draco acompañado de Smith, quien últimamente se dedicaba a seguirle todos los pasos al rubio. Fulminando a ambos con la mirada, no pudo evitar sentir un ramalazo de celos, al verlos sentados frente al escritorio del profesor.

 

—Hey, Harry —le llamó la atención Ron, golpeándolo en el brazo.

 

—¿Qué pasa? —gruñó, reaccionando y sacando algunos pergaminos y plumas de su bolso.

 

—Si no fuera porque dices que estás con alguien, juraría que te gusta el hurón —comentó, distrayéndose con la llegada del profesor, perdiéndose el sonrojo que cubrió el rostro de Harry.

 

—¿Cómo se te ocurre algo así? —preguntó, sonriendo internamente al ver la mirada fija de Draco en él, antes de que desviara la vista hacia el profesor.

 

~.~

 

—Bien, Potter, ¿qué pretendes? —murmuró serio Draco, apareciéndose en la sala de estar del departamento del moreno, cruzándose de brazos al ver la postura relajada de éste, acostado sobre el pequeño sillón. Draco llevaba el pelo húmedo, de seguro se había dado una ducha antes de venir a buscar la ropa hasta el departamento, pensó Harry.

 

—Anda a mi dormitorio y encontrarás el vestido de la apuesta. Todos los accesorios están junto a él... incluso te compré algo de maquillaje —dijo sonriendo, divertido al notar el sonrojo airado que cubría las mejillas de Draco.

 

—¿Bromeas, cierto? —preguntó el rubio, una nota de incertidumbre marcando su voz—. El baile es en un par de horas.

 

—No, para nada. Vamos —instó, colocándose de pie y empujándolo por la espalda rumbo a su cuarto—. Quiero ver cómo te queda todo y que tengas tiempo de acostumbrarte. ¡Ah! —recordó cuando llegaron hasta la puerta, una mirada casi horrorizada en el rostro de Draco al ver todo lo que había sobre la cama, aunque el sonrojo no desaparecía de su rostro—. Sobre el velador están las instrucciones para el hechizo que hará que tengas pechos... no que no me gusten los tuyos —susurró a sus espaldas, apresándolo contra su cuerpo, su espalda pegada por completo contra su pecho, rodeándolo con sus brazos y rozando con sus cortas uñas los pezones ya duros del rubio—, pero el vestido quedaría aburrido sin ese detalle.

 

El débil gemido de Draco, le hizo asegurarse que no se había equivocado al apostar contra él. Ambos amarían cada segundo de todo esto.

 

—Vístete... te espero en la sala —dijo, besándolo ligeramente sobre el cuello, retirándose rápidamente antes de tentarse a continuar más allá.

 

~.~

 

Lo reconocía, estaba un poco nervioso de si acaso Draco estaría realmente dispuesto a usar el vestido que le había escogido; después de todo, la idea era que ambos se divirtieran con todo esto. Además, estaba casi completamente seguro de que era un pensamiento que el rubio siempre había tenido en mente.

 

Acercándose a su dormitorio, golpeó la puerta cerrada, inclinándose a oír algo a través de ella.

 

—Draco —llamó Harry, golpeando nuevamente—. No es necesario que uses el vestido si no quieres... ya pensaré en otra penitencia para ti.

 

—No —sonó la voz del rubio desde adentro—. Es sólo... estaba haciéndome a la idea. Vete a la sala, ya salgo.

 

Reconociendo de inmediato los nervios del rubio, volvió hasta el sillón, sentándose a esperar otra vez. Él también tendría que entrar a darse una ducha y cambiarse.

 

Oyendo el característico sonido de los tacos al golpear el piso, sonrió, su rostro mutándose rápidamente en asombro al ver al rubio.

 

—¿Draco? —no pudo evitar preguntar, parándose de inmediato y rodear a la mujer en su sala de estar, analizando cada detalle.

 

—¿Y a quién querías, idiota? —gruñó Draco sonrojándose, rompiendo levemente el hechizo, aunque Harry seguía mirándolo con asombro.

 

El rubio estaba usando el vestido ligero que había comprado, de seda, rojo y de tirantes con un grácil escote, que dejaba a la vista los pequeños pechos que se había hecho con el hechizo que le había entregado. El vestido tenía un corte lateral a medio muslo, con la tela cayendo sutilmente hasta sus rodillas, dejando expuestas las largas piernas del rubio, cubiertas con unas delicadas medias de seda negra y los pequeños tacos que estaba usando. Completaba la imagen el collar de plata trenzada que hacía juego con unos aros similares y un adorno en el pelo, ahora largo hasta pasado sus hombros, liso y con las puntas algo onduladas. Una tenue capa de sombra cubría sus ojos delineados, haciendo que el gris destacara enormemente.

 

—Dios. Mío —susurró Harry, tragando saliva mientras enredaba sus dedos en los largos mechones rubios, acariciando con cuidado la nuca del rubio, disfrutando la sedosa textura del pelo.

 

—¿Y? —preguntó Draco, balanceando el peso de una pierna a otra. Ahora Harry notaba que la diferencia de unos cuantos de centímetros entre los dos desaparecía con esos tacones.

 

—Te ves tan hermoso como chico que como chica —murmuró Harry, inclinándose y atrapándolo en un hambriento beso, desoyendo el chillido de “mi maquillaje”, estrechando sus brazos alrededor de la cintura del rubio, atrayéndolo contra su cuerpo, disfrutando que Draco hubiera preferido pechos pequeños antes que grandes y vistosos.

 

Sabía que Draco siempre había tenido un cuerpo en que las curvas duras de huesos y músculos resultaban andrógenas, pero nunca había pensado que sería tanto así como para que con un vestido resultara tan similar a ver a una mujer; era prácticamente indistinguible.

 

—Me encantas —farfulló Harry cuando se separaron, disfrutando de la cálida respiración del rubio contra sus labios.

 

—Lo sé, lo sé —respondió Draco, sonriendo antes de golpear con su mano el trasero del moreno, logrando un quejido de dolor—. Ahora vete a bañar y apúrate para que vayamos al maldito baile —ordenó, sentándose en el sillón, sacando de una cartera un espejo y lápiz labial, arreglándose de nuevo mientras Harry soltaba una carcajada, maravillado de la actitud de su novio.

 

~.~

 

—¿Bien, y en qué consiste toda la apuesta? Tengo el vestido puesto, ¿qué más debo hacer? —preguntó Draco mientras esperaban en la fila de entrada al gran salón del ministerio en donde sería el Baile.

 

—Acompañarme y sonreír a todos los que nos saluden. Después de una hora y de que todos nos hayan visto, te podrás quitar el vestido y ponerte el traje que está en tu cartera si es lo que quieres… claro que no me molestaría que te quedaras con el vestido toda la noche —aclaró Harry, en voz baja, fijándose en que nadie los hubiese oído. Pudo notar la mirada evaluadora que algunos hombres le dirigían al rubio y las desilusionadas al darse cuenta de que iba con él. Enrollando uno de sus brazos en la cintura de Draco, lo atrajo más contra sí mismo, fulminando con los ojos a quien se atreviera a observarlo demasiado.

 

—¿Celoso? —preguntó Draco, girándose dentro del agarre firme del moreno, desviando su mirada un segundo al grupito que los observaba desde atrás, antes de sujetar las mejillas de Harry y besarlo delicadamente, apretándose contra su cuerpo. Al separarse segundos más tarde, les dedicó una sonrisa torcida que hizo que su polla diera un respingo de sólo imaginar a Draco en su cama sonriéndole así.

 

—Un poco —admitió Harry, tomándolo de la mano mientras avanzaban—. No creo que sea justo que independiente de la forma en que te encuentres vestido logres llamar tanto la atención.

 

—Es sanguíneo, va en mi familia —dijo altivamente, entregando su entrada, aliviado de que sólo tuviese su número de placa y no su nombre puesto en él. Habría resultado algo extraño justificar porqué iba vestido así.

 

—Al igual que la humildad —murmuró Harry, rodando sus ojos, soltando un quejido al notar el pellizco que Draco le dio en el brazo.

 

 

~.~

Continúa en la segunda parte 

 


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